El síndrome genitourinario como efecto adverso al cáncer de mama

El cáncer de mama es el cáncer más común entre las mujeres en todo el mundo. Según datos publicados por el Centro de Investigaciones sobre el cáncer (IARC) en 2021, el cáncer de mama es el tumor más diagnosticado del mundo. 

Por lo general, sufrir cáncer de mama suele acarrear más problemas de salud adicionales en la esfera genital y urinaria debido a las terapias que se utilizan para combatirlo. La afectación en la salud sexual y la salud pélvica, probablemente, es poco considerada cuando se piensa o se habla de esta enfermedad. También es cierto que cuando se está combatiendo la enfermedad, muchas veces no hay energía para pensar en la disfunción genitourinaria que se produce.

Todo lo que necesitas saber sobre el Síndrome Genitourinario

El Síndrome Genitourinario constituye un conjunto de síntomas que afectan a los órganos genitales y el sistema urinario. Esta entidad clínica puede manifestarse en mujeres que han recibido un diagnóstico de cáncer de mama y que han sido sometidas a procedimientos terapéuticos específicos como la terapia hormonal con inhibidores de aromatasa, cirugía, radioterapia o quimioterapia.

El origen del Síndrome Genitourinario se debe a las modificaciones hormonales y anatómicas que experimenta el organismo durante y después del tratamiento del cáncer de mama.  Estos tratamientos pueden reducir los niveles de estrógeno en el cuerpo y, como consecuencia, efectos adversos en los tejidos genitourinarios afectando a la salud sexual y a la salud pélvica.

El Síndrome Genitourinario es un desafío clínico que requiere atención y reconocimiento por parte de las mujeres afectadas.

¿Cuáles son los síntomas más comunes?

  • Sequedad vaginal: Es el síntoma más común y puede causar molestias, dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia) y aumentar la vulnerabilidad a infecciones del tracto urinario.
  • Cambios en la micción: Algunas mujeres pueden experimentar variaciones en la micción, tales como un aumento en la frecuencia, urgencia o incontinencia y/o la percepción de ardor al orinar. Estos cambios pueden ser causados por la irritación del tracto urinario.
  • Incontinencia urinaria: es la pérdida de control de la vejiga dando como resultado escapes de pis. Esta pérdida puede manifestarse como incontinencia de esfuerzo (pérdida de orina al reír, estornudar o realizar actividad física) o incontinencia urgente (necesidad súbita e incontrolable de orinar).
  • Dolor pélvico: Ciertas mujeres pueden sufrir dolor pélvico persistente o molestias en la región genital como una manifestación del síndrome genitourinario. Este dolor puede ser causado por la inflamación, la atrofia, la retracción y/o la fibrosis de los tejidos pélvicos.
  • Dispareunia: El síndrome genitourinario puede ocasionar dolor durante las relaciones sexuales, disminución en el deseo sexual, sangrado e irritación durante el coito.

La identificación temprana de sus síntomas y la búsqueda de atención médica son esenciales para abordar esta condición y mejorar la calidad de vida de las pacientes.

¿Cómo reconocer el Síndrome Genitourinario?

Es muy importante poder reconocer este Síndrome a tiempo para la implementación de un tratamiento apropiado y mejorar así la calidad de vida de las mujeres afectadas. 

Tratamientos para el Síndrome Genitourinario

El tratamiento del Síndrome Genitourinario puede abarcar terapia hormonal, el empleo de lubricantes vaginales, la realización de ejercicios destinados al fortalecimiento del suelo pélvico o terapia física. La fisioterapia del suelo pélvico ayuda a mejorar el tropismo y la elasticidad vaginal. El enfoque terapéutico específico dependerá de las necesidades individuales de cada paciente.

  • Terapia hormonal: Esta terapia puede ayudar a aliviar los síntomas de sequedad vaginal e incontinencia urinaria. Existe la terapia sistémica y la local, y debe ser prescrita por el oncólogo de la paciente.
    • La terapia hormonal sistémica puede administrarse por vía oral, transdérmica o inyectable. 
    • La terapia hormonal local, como la terapia con estrógenos vaginales, puede ser una opción para las mujeres que no pueden o no desean utilizar la terapia hormonal sistémica.
  • Lubricantes vaginales: Los lubricantes vaginales pueden ayudar a aliviar la sequedad vaginal y el dolor durante las relaciones sexuales.
  • Ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico: Los ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico pueden ayudar a mejorar el control de la vejiga y los músculos vaginales, además de ayudar en la mejora de la vascularización local.
  • Terapia física: La terapia física puede ayudar a mejorar el control de la vejiga, los músculos vaginales, la elasticidad y el tropismo de los tejidos vaginales.

Si eres una mujer que ha sido diagnosticada con cáncer de mama, estás en tratamiento o has sido tratada de cáncer, es fundamental estar atenta a cualquier síntoma que pueda surgir en la esfera genital o urinaria. Si experimentas cualquiera de los síntomas previamente descritos, hay profesionales de las salud que pueden ayudarte.

La atención temprana puede marcar una diferencia significativa en el bienestar y la comodidad a largo plazo de las pacientes. 

Muchas gracias por estar aqui,

Un abrazo,

Irene

Referencias:

Breast Cancer Foundation. Genitourinary Syndrome of Menopause.

Nappi, R. E., Kokot-Kierepa, M., & Vaglio, P. (2016). Women’s voices in the menopause: results from an international survey on vaginal atrophy. Maturitas, 91, 81-88.

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Milart, P., & Milart, P. (2021). Impact of pelvic floor muscle training on urinary incontinence, pelvic floor muscles, and the quality of life in women treated for breast cancer—A pilot study. Health Care for Women International, 42(1), 45-60.

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Davis, S. R., Worsley, R., & Miller, K. K. (2018). Genitourinary syndrome of menopause: new terminology for vulvovaginal atrophy from the International Society for the Study of Women’s Sexual Health and The North American Menopause Society. Menopause, 25(7), 737-741.

Santin, M. (2020). Genitourinary syndrome of menopause and breast cancer: pathophysiology and therapeutic approaches. Minerva ginecologica, 72(2), 138-147.

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